ELEFANTES BLANCOS
Según los datos, se supone que el Centro Cultural la Moneda, seria el centro más moderno de Chile y uno de los mas importante en la entrega de actividades culturales, pero se queda en eso…datos y palabras, pues las actividades y la interacción del espacio con el público están lejos de llegar a lo prometido. Los datos de la época de construcción (2005 – 2006), hablan de que el monto del proyecto es de 269.000 UF (4.800 millones de pesos), solo en el tema de la construcción. Mientras que los costos operativos el 2005 fueron cercanos a $395.000.000, y el 2006 cercanos a $500.000.000. Además se contempla que estos costos se financiaran con aportes mixtos. El Estado financiará su operación y se espera que su programación se financie con aportes de la empresa privada y recursos autogestionados. Además se dice que “Si bien la estructura del Centro Cultural es no lucrativa, contempla además la capacidad de autosustentarse generando recursos a través de la concesión de los espacios comerciales del primer nivel y de sus servicios.(entradas, arriendo de salas, venta de productos relacionados a sus actividades y exposiciones)”. O sea digámoslo derechamente..UN LUCRATIVO NEGOCIO ¡!!!.
Por eso no me sorprende la gestión tan mediocre y los distintos conflictos internos que ha vivido este centro cultural. Esto ocurre porque a todas luces es un negocio de cierta gente ligada con la Concertación y en especial ligada a Ricardo Lagos. Lo lamentable es que este NEGOCIO se vende entre la gente de escasa cultura en general, a través de mostrar un centro cultural, de enormes características, de enorme gestión y con destacadas exposiciones, lo que no es tal. Por eso muchos de los que conocemos la gestión cultural, le llamamos a esto un “Elefante Blanco”. El termino proviene de un cuento oriental que hace mención al regalo hecho a un rey del Lejano Oriente, a quien le obsequiaron un elefante blanco para que lo pudiera venerar, pero la mantencion del animal lo convirtió mas bien en una carga y un estorbo. Este cuento se utiliza para referirse a algún anuncio que le dan una enorme importancia, y resulta ser un total fracaso o en realidad no sirve mucho.
Y en el caso del Centro Cultural La Moneda, exactamente paso eso. Un elefante blanco. Se había construido este centro para difundir la cultura de manera excelsa y llevarla a las zonas de bajos recursos, posicionando a Santiago como una capital europea. Pero los genios del proyecto se equivocaron o más bien vendieron mal la pomada. Se equivocaron porque lamentablemente en nuestro país se consume un escaso nivel cultural. En este Chile chauvinista, donde mas importa la apariciencia que la transparencia, es mas importante tener dinero, contar con un buen trabajo o con muchas y costosas cosas materiales, que con una alma satisfecha de cultura. Si vemos los datos del INE en cuanto a consumo cultural nos daremos cuenta que menos del 15 % de la población de clase media y baja, van a museos o actividades culturales. Además al colocarlo en el centro hace que solo una parte de la población santiaguina pueda beneficiarse, la que transita por el centro cívico y sus alrededores, que es casi el 7 %. De ese 7% solo unos pocos, un 10 o 15 % esta interesado en asistir a exposiciones. Por lo que en la realidad el Centro Cultural La Moneda solo beneficia no mas allá del 1 % de la población Santiaguina, y al 0,4 % de la población Chilena. La verdad que a los gestores de este proyecto eso no le interesa, le interesa mas tener un negocio que sobrevive gracias a las concesiones hechas (a costa del arriendo de servicios a restaurant o cafetería y el subsidio del estado) y además de llenarse el ego imitando el actuar de la sociedad francesa (sobretodo el equipo de Lagos).
En síntesis, se ha pagado un alto costo monetario y social por un “Elefante Blanco” que no da beneficios tangibles y reales a la ciudadanía. Y a este “Condoro” monumental se puede agregar otro, un nuevo Elefante Blanco, el “Centro Cultural Gabriela Mistral”, proyectado en los terrenos del Edificio Diego Portales para el 2010, con un costo de 20.000 millones de pesos y un costo operativo de 400 millones anuales. Con ese costo se pueden gestionar más de 30 centro culturales más pequeños en distintas comunas de Chile y mantenerlos por 10 años y así elevar el nivel cultural de nuestro país.
El problema no es el “Money”, es “To be or not to be”. Es no poder?, o más bien no querer?. A la luz de los hechos, de los datos, de las cifras y análisis, pareciera que mas que no poder, el drama es no querer, ya que con esto se le desaparecen una gran cantidad de negocios a ciertos “compañeros” concertacionistas, los mismos que hace algunos años atrás se llenaron la boca con”El Pueblo” y “La alegría ya viene” y hoy tienen los bolsillos llenos de dinero.
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